Escrito Por la Doctora Sabela Paradela
Es posible que la piel sufra algunas alteraciones transitorias durante el tratamiento oncológico. El dermatólogo es el especialista con formación en esas reacciones adversas cutáneas, así que puede elegir el tratamiento más adecuado.
Además, puede aconsejar medidas dermatocosméticas generales, que permiten disminuir la frecuencia de aparición de estas complicaciones, mejorar su calidad de vida y autoestima.
¿Cuáles son las alteraciones de la piel más frecuentes tras la quimioterapia?
Existen ciertas alteraciones de la piel secundarias a quimioterapia más frecuentes, y que son:
- La piel está más seca y frágil, con descamación superficial, heridas y fisuras. Es conveniente limpiarla a diario con agua templada y jabones neutros. También utilizar con frecuencia emolientes y evitar irritaciones, traumatismos o productos agresivos y exfoliantes. Además, es recomendable el uso de ropa amplia para evitar rozaduras, prurito y permitir la transpiración.
- El prurito es frecuente, tanto secundario a la sequedad inducida por los fármacos como al propio cáncer. Tiene una gran repercusión en la calidad de vida, por lo que conviene tratarlo con las medidas para la sequedad previamente mencionadas y fármacos antipruriginosos, como los antihistaminicos sedantes.
- Tras algunos tipos de quimioterapia, en las palmas y plantas puede aparecer hormigueo, que evoluciona a enrojecimiento y descamación (eritrodisestesia). Puede incluso puede producir fisuras, ampollas y úlceras, llegando a ser muy incapacitante. Se puede prevenir con hidratantes y evitando roces, presiones o temperaturas extremas. Para su tratamiento se utilizan corticoides orales y analgésicos.
- La afectación de la mucosa oral por la quimioterapia puede ser muy dolorosa e incapacitante, puesto que incluso puede dificultar la ingesta de alimentos. La prevención consiste en una buena higiene bucal, alimentación sana, geles protectores y evitar alimentos muy ácidos, picantes o calientes. Si existe sequedad (xerostomía) pueden ser necesarios sialogogos o sustitutos salivares. Si ya hay úlceras, se suelen prescribir analgésicos y anestésicos.
- Otro de los problemas que puede surgir en la piel son las manchas (hiperpigmentación). Suelen afectar a las zonas de roce y los pliegues cutáneos. Suelen desaparecer de forma parcial o total tras la finalización de la quimioterapia. Mientras tanto, se puede utilizar maquillaje corrector y es importante la fotoprotección, para evitar que la exposición solar laa intensifique.
¿Qué otros problemas de la piel puede implicar la quimioterapia?
Las alteraciones ungueales son muy variables. Además de la toxicidad por los fármacos quimioterápicos, las uñas son colonizadas por hongos con más frecuencia.
La mayoría son reversibles pero pueden tardar muchos meses en recuperar su aspecto y fortaleza iniciales. Es importante mantenerlas cortas para evitar su despegamiento, cortándolas con tijera de forma cuidadosa.
Se desaconseja el uso de quitacutículas, cuchillas u otros utensilios que puedan producir heridas y ser puerta de entrada de infecciones. Se recomiendan sustancias hidratantes de la tabla ungueal (lacas endurecedoras), pero es preferible evitar uñas postizas que se fijan con pegamentos u otras sustancias irritantes al lecho ungueal hasta finalizar el tratamiento.
Por otra parte, la alopecia inducida por quimioterapia es casi siempre reversible, y empieza a recuperarse al mes de suspender el tratamiento. No hay ningún método eficaz para prevenirla. Inicialmente, el pelo es de características diferentes al original.
Se recomienda cortarlo al principio para minimizar el impacto. La mayoría de pacientes prefieren camuflarlo. Para ello, pueden utilizarse pañuelos tubulares de algodón, con tejidos que filtran específicamente la radiación solar o pelucas.
Es aconsejable evitar adhesivos, adquirirlas en centros especializados y seguir las indicaciones para su cuidado. Resulta fundamental descubrir el cuero cabelludo al menos 6 horas al día. La caída de pestañas y cejas puede camuflarse con maquillaje o micropigmentación. Nuevamente, se desaconsejan los postizos, porque se fijan con pegamentos que pueden resultar irritantes.
La radioterapia también puede provocar alteraciones de la piel
Finalmente, la radioterapia puede provocar alteraciones a lo largo del tratamiento muy similares a una quemadura solar. Tras dos o tres semanas de tratamiento, aparece una coloración rojiza (eritema) en la zona radiada.
Si el tratamiento se prolonga, esta zona de la piel va adquiriendo una coloración oscura que desaparecerá espontáneamente en uno o dos meses tras terminar el tratamiento.
Es importante evitar prendas o accesorios cuyos materiales puedan irritar la piel por el roce, la depilación o la realización de tatuajes. Es preferible utilizar prendas holgadas de fibras naturales como algodón o hilo. Es importante proteger totalmente la piel de la zona radiada al menos durante un año tras el tratamiento.
Estas medidas pueden ayudarnos a evitar problemas adicionales. Sin embargo, si estás o has estado en tratamiento de cáncer y tienes problemas de la piel, recuerda que puedes ponerte en manos de nuestros dermatólogos en Coruña.
Para más imformación, puedes consultar online las siguientes guías: