¿Cómo afecta el estrés a la piel? Artículo escrito por la Doctora Sabela Paradela, dermatóloga en la Clínica WS en Coruña.
El brote de COVID-19 (coronavirus) tiene el potencial de aumentar el estrés y la ansiedad, tanto por el miedo a contraer el virus como por la incertidumbre sobre cómo el brote nos afectará social y económicamente. Por ello, nos ha parecido interesante repasar la influencia del estrés en la piel.
¿Cómo afecta el estrés a la piel?
La relación entre el estrés psicológico y la piel se conoce desde hace mucho tiempo.
Los mecanismos neurohormonales implicados en el estrés crónico pueden producir alteraciones inmunológicas que:
- Empeoran dermatosis inflamatorias llamadas “psicofisiológicas”, como el acné, la rosácea, la psoriasis, la dermatitis seborreica, la alopecia areata, la urticaria o la dermatitis atópica.
- Retrasan la cicatrización de las heridas.
- Alteran la barrera cutánea.
- Producen una inmunodepresión que favorece la reactivación de infecciones (virus herpes) y la aparición de tumores cutáneos cuando se combina con la acción de la radiación ultravioleta.
Por otro lado, el estigma que suponen las dermatosis visibles (acné, vitíligo, alopecia areata) y la alteración subsecuente en las relaciones interpersonales, también pueden conllevar un aumento de ansiedad. Y, por último, hay entidades dermatológicas como el delirio de parasitosis o la tricotilomanía, que son enfermedades psiquiátricas primarias.
Los trastornos psiquiátricos más frecuentes en los pacientes dermatológicos son la ansiedad, la depresión, el trastorno obsesivo-compulsivo, la tricotilomanía y las excoriaciones.
ENVEJECIMIENTO Y ESTRÉS
El proceso de envejecimiento es el resultado de la interacción entre factores intrínsecos (genéticos) y extrínsecos o ambientales (radiación UV, productos químicos,tabaco).
El estrés crónico puede influir en el funcionamiento normal de la piel y acelerar dicho proceso. Además, la propia piel envejecida puede suponer un motivo de estrés para las personas de edad avanzada, sumada a otros estresantes habituales en esa etapa de la vida (pérdida de familiares, cambios vitales, preocupaciones económicas y comorbilidades).
AMBIENTE Y ESTRÉS
La piel es una barrera que se encuentra expuesta a la acción constante de los factores estresantes ambientales (luz UV, polución, agentes biológicos y climáticos).
PRURITO Y ESTRÉS
El prurito o picor es una sensación primaria desagradable, que se define indirectamente como un síntoma cutáneo que provoca el deseo de rascarse.
Puede tener un origen cutáneo (prurito pruritoceptivo), en el sistema nervioso central (prurito neurogénico, que incluye el debido a factores psicógenos) o en ambos. A su vez, puede ser primario (que no se acompaña de lesiones cutáneas evidentes y puede estar asociado a una enfermedad sistémica/interna o a una enfermedad dermatológica inaparente) o secundario (causado por una dermatosis evidente en la exploración).
Si nos preguntamos cómo afecta el estrés a la piel, hemos de considerar que este suele desencadenar el inicio del prurito y frecuentemente contribuye a su exacerbación. Además, el prurito por si mismo es un síntoma estresante que empeora la calidad de vida.
CICATRICES Y ESTRÉS
El estrés impacta en el sistema inmunológico, los resultados quirúrgicos, el metabolismo, así como el riesgo de desarrollar obesidad o enfermedades cardiovasculares. La piel es vital para el equilibrio de los fluidos, la termorregulación, la producción de vitamina D y la protección contra los patógenos y las lesiones mecánicas.
Las heridas ocurren cuando hay una interrupción en la continuidad anatómica y fisiológica de la piel. Cuando el proceso de cicatrización se interrumpe, aparecen heridas crónicas, provocando un gran impacto físico, psicológico y económico para el paciente.
El estrés crónico impide la correcta cicatrización de las heridas, altera el sistema inmunológico y se asocia con peores resultados quirúrgicos y una mayor frecuencia de cicatrices patológicas. Por ello, es importante una evaluación psicológica antes de cualquier cirugía o procedimiento estético, para conocer sus expectativas y abordar la reducción del estrés como parte del plan de tratamiento de los pacientes con heridas.
EXCORIACIONES Y ESTRÉS
El trastorno de excoriación recurrente afecta más comúnmente a la cara, brazos y manos, y resulta en lesiones cutáneas que provocan una importante angustia y deterioro en el ámbito laboral y social. Puede ocurrir en todos los grupos de edad, aunque a menudo comienza en la adolescencia, en asociación con la aparición del acné y el picor que produce (acne excoriée).
Sin embargo, las excoriaciones pueden afectar a la piel sana, irregularidades cutáneas menores, helomas o costras resultantes de autoexcoriación. También puede iniciarse en un persona previamente activa que pierde la movilidad, por ejemplo, debido a un accidente o una enfermedad.
La conducta de excoriar la piel suele ir acompañada de una serie de rituales o comportamientos sobre la piel afectada. En ocasiones, existe una tensión previa con plena conciencia de la conducta y un alivio del estrés posterior, pero en los casos más graves la excoriación ocurre de forma más automática y sin plena conciencia (disociación).
CÁNCER CUTÁNEO Y ESTRÉS
El cáncer de piel es el más común en el ser humano. Los factores de riesgo del cáncer de piel incluyen exposición a la luz ultravioleta, edad, susceptibilidad genética, sexo masculino y factores intrínsecos como el fototipo, como el color del pelo o el número de nevos (lunares).
El estrés crónico favorece la aparición del cáncer de piel debido a que produce:
- Un efecto inmunodepresor.
- Una alteración del equilibrio entre la producción de especies de oxígeno reactivo (radicales libres) y las defensas antioxidantes. El exceso de oxidantes causa inflamación crónica, la fragmentación del colágeno y la alteración de las funciones de las células de la piel.
Por otro lado, recibir el diagnóstico de cualquier tipo de cáncer de piel puede causar estrés psicológico. El impacto emocional del melanoma puede ser profundo y prolongado, y afectar gravemente a la calidad de vida de los pacientes y los miembros de la familia.
La capacidad de recidiva, metástasis y niveles de mortalidad relacionados con este tipo de cáncer de piel pueden causar angustia, depresión y ansiedad. Aunque el cáncer de piel no melanoma raramente produce la muerte del paciente, puede causar estrés psicológico debido a la desfiguración/cicatrices, sensación de culpabilidad por no haberlo prevenido y miedo a desarrollar nuevas lesiones.
Los dermatólogos deben dar a los pacientes información adecuada sobre el diagnóstico, la prevención, las opciones de tratamiento y el pronóstico y fomentar la toma de decisiones compartida. Estos pacientes pueden beneficiarse de asesoramiento psicológico o psiquiátrico.
DERMATITIS ATÓPICA, PSORIASIS Y ESTRÉS
La experiencia clínica confirma que no sólo el estrés es un importante factor causante de brotes de estas dermatosis, es también una consecuencia muy significativa de su tratamiento inadecuado.
Vivir con una enfermedad crónica es desmoralizador, desalentador y costoso. La posibilidad de manejarla con éxito se asocia con una marcada mejoría en la calidad de vida tanto de los pacientes como de su familia.
HIPERHIDROSIS Y ESTRÉS
La hiperhidrosis o exceso de sudoración es una condición emocionalmente agotadora que hace que los pacientes sientan socialmente vulnerables. El inicio del trastorno se observa generalmente en los adolescentes.
Aunque el mecanismo exacto de la hiperhidrosis primaria aún no se entiende completamente, se siguen explorando las bases psicológicas de la hiperhidrosis para determinar el papel del estrés en esta condición. Los dermatólogos deben conocer las opciones de tratamiento disponible (fármacos tópicos y orales, iontoforesis, toxina botulínica y cirugía) para ayudar a reducir sus efectos.
ACNÉ, ROSÁCEA Y ESTRÉS
La relación entre el estrés y el acné es compleja. Es una dermatosis con impacto en la calidad de vida del paciente, que se asocia a sufrimiento, depresión y ansiedad. Además, el estrés puede empeorar la cicatrización y el estrés oxidativo puede aumentar la reacción inflamatoria.
Un subtipo especial es el acné que afecta a la mujer adulta: se ha descubierto que la edad, la cronicidad y el género femenino son características que indican un mayor impacto negativo en la calidad de vida del paciente con acné. Aunque las mujeres adultas tienden a sufrir un acné más moderado, la autopercepción negativa de su enfermedad aumenta con la edad e incluso se relaciona con un aumento en las tasas de desempleo.
En cuanto a los pacientes con rosácea, se ha visto que el estrés empeora su enfermedad y es un desencadenante de flushing, que a su vez produce ansiedad y vergüenza. Por otro lado, los pacientes con rosácea tienden a generar respuestas más intensas a los factores estresantes.
PELO Y ESTRÉS
El estrés crónico puede influir en la aparición de alteraciones del pelo, como caída difusa transitoria en el contexto de un efluvio telógeno, alopecia areata, tricotilomanía o encanecimiento secundario a estrés oxidativo.
A su vez, la pérdida de pelo puede tener un impacto psicológico muy importante con ansiedad, depresión y pérdida de autoestima.
Conclusiones sobre cómo afecta el estrés a la piel
En resumen, los trastornos de la piel pueden tener un efecto significativo en la psique, y la psique puede tener un efecto significativo en los trastornos de la piel a través de una acción psiconeuroinmunoendocrina y alteración en los mecanismos de comportamiento.
Dado que muchos trastornos inflamatorios de la piel se desencadenan o agravan por el estrés, es importante enseñar a los pacientes a practicar técnicas de control de estrés y remitirlos a profesionales de salud mental en los casos que así lo requieran. Está claro cómo afecta el estrés a la piel, por lo que en caso de dudas conviene consultar siempre a un dermatólogo.
Bibliografía:
- França K, Jafferany M. Stress and skin disorders. Springer ed. 2017.
- Kammeyer A, Luiten RM. Oxidation events and skin aging. Ageing Res Rev 2015 ;21:16-29
- Jafferany M, Franca K. Psychodermatology: Basics Concepts. Acta Derm Venereol. 2016 Aug 23;96(217):35-7.